lunes, 31 de octubre de 2011

Asistir ebrio al mapa con relieve de tu pecho.
Tu torso.
Tu espalda
Desenredar tu pelo. Rozar...
Milímetros.
Acariciar tu piel y darme cuenta qué es más fría de lo que había imaginado.
Capturar tu sonrisa. Y llevármela adentro, bien adentro.
Tu universo se vuelve enorme, o minúsculo.
Tibio o helado...
Depende si es contigo con quién callejeo esta ciudad armada de cemento y
vestida ya con iris de invierno.

La gravedad del gesto se hace minúsculo o mayúsculo si atinas a ver el detalle
en aquel edificio modernista que queda a la derecha,o por el contrario,
pasamos de largo.
Y no quiero reconocer que quiero más té y más bares,
más cines de otoño,más encuentros, más fogonazos,
y volver luego a casa,
la que pesa tanto...
para ir a dormir a esta cama ancha...
a dormir..

y a poner flores..en tu pelo