miércoles, 14 de diciembre de 2011

En la inercia de estos días opacos que dilucidan miedo, a veces,
ansiedad que sabe a uñas mordidas,
siempre existe un punto de haz blanco al que agarrarse.

En mitad de estas noches negras cómo el hollín,
en la que muchas veces, te mueres de miedo en tu cama,
mirando crepitar la vela de sal,
hay algo dónde agarrarse,
una imagen,
un pensamiento,
la perra qué duerme a tu lado.

En esta herida sangrante,
dentro de esta hemorragia que no cesa,
tu cuerpo ya se ha puesto a trabajar...

he clavado firmemente los cimientos,
de esta casa...
de tal modo qué
no hay ni viento,
ni tormenta,
ni marea,
a la que temer.