jueves, 8 de diciembre de 2011

La monotonía circundante a esta vida
se acopla con este invierno rancio,
descafeinado y átono.

Tengo la cabeza hueca y golpean en mis sienes termitas
que taladran desde dentro,derribando los contrafuertes de mi mismo.

Un anciano sin ojos y de labios azulados me persigue
por el entramado de calles de mi ciudad.
Me quiere atrapar y comerme hasta vaciar el estómago.

Dependo de pastillas para ver.
Para no ver.
Para tener un espejo cóncavo
delante de mis ojos arrasados.
Eres mis peor pesadilla.