lunes, 23 de enero de 2012




Castigadas por el paso del tiempo,
una sequedad evidente,
mis manos,
vacían la terquedad de estos días encendidos.

Iluminado por la luz verde de luciérnagas
camino,
por esta ciudad de metal y polvo,

cuándo la noche arropa con un manto
negro
los edificios, los parques, las glorietas...
los árboles acarician un cielo,
peinado de nubes de algodón rojas,

las calles exudan la humedad con la que
mojan las aceras,
y de repente,

algo se interpone entre el cielo y yo,

nieva, caen copos cómo cientos
de polillas blancas volando,

y la ciudad asume el frío con tos,
vieja e impredecible,
esta Barcelona,
se viste de blanco,

marfil de diente,
nieva, en silencio..
sigue la nieve,
en silencio..