Sí quisiera, podría encontrarme circulando por el raíl,
La gran ciudad se come los puños,
Paquis, locutorios y woks cubren con escamas el entramado...
Absorbo el olor del asfalto,
y veo cómo todo cambia,
un gran mecano
siempre moviéndose..
te doy una moneda?
Conciencia herida,
en una
dos tres
cuatro esquinas...
Jóvenes se comen el polen,
y danzan como abejas furiosas.
La calle cuenta la verdad,
evidentemente,
los urbanitas, algunos,
siguen dormidos,
y trabajan,
y luego descansan
y no se dan cuenta de nada,
y el cambio está más cerca,
damos golpes a ciegas,
a una enorme piñata de chinchetas.